… Bajo los volcanes, junto a los ventisqueros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el enmarañado bosque chileno… Se hunden los pies en el follaje muerto, crepitó una rama quebradiza, los gigantescos raulíes levantan su encrespada estatura, un pájaro de la selva fría cruza, aletea, se detiene entre los sombríos ramajes. Y luego desde su escondite suena como un oboe… Me entra por las narices hasta el alma el aroma salvaje del laurel, el aroma oscuro del boldo…
El Bosque chileno, Pablo Neruda
El bosque y su fauna son los protagonistas de las obras de Patricio Olivares Marín,
artista chileno que retrata la naturaleza a través de la técnica del fumage,
una disciplina que requiere
de sensibilidad y percepción cambiantes.
Quién no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta. De aquellas tierras, de aquel barro, de aquel silencio, he salido yo a andar, a cantar por el mundo.
Pablo Neruda, El Bosque Chileno
Energía latente,
en busca del origen.
Volver a las raíces, sin salir, interiorizando.
Patricio destaca a las aves y los animales que surjen
para recuperar lo propio,
o para recordarnos lazos perdidos en un mar de comunicaciones absurdas.

Con imágenes simples,
aunque dramáticas, tensas,
el artista nos hace comprender nuestra fragilidad.
Renacer en un viaje hacia lo que vendrá
En un temblor de hojas atravesó el silencio la velocidad de un zorro, pero el silencio es la ley de estos follajes… Apenas el grito lejano de un animal confuso… La intersección penetrante de un pájaro escondido… El universo vegetal susurra apenas hasta que una tempestad ponga en acción toda la música terrestre.
El Bosque Chileno, Pablo Neruda
Liberados del recuerdo,
fragmentos que fueron experimentados.
Patricio sabe dejar una impronta en sus obras, que son como relatos.
Los días, las estaciones, los aromas,
determinados paisajes que nos marcaron.
Un Impresionismo que va cambiando según las sombras fugaces del tiempo.
Así como los artistas románticos,
Patricio Olivares Marín toma al paisaje y sus habitantes como protagonistas de evocaciones y vivencias placenteras,
La Naturaleza y la descripción de situaciones y vistas se plasman en estampas,
a la manera de un diario naturalista
Cada capítulo posee una tonalidad cambiante según la emoción con que se lo lea.

El artista hace referencia a una vuelta de la Naturaleza que es inevitable, incomprensible,
y cuestiona el lugar que ocupa el hombre en este escenario,
ya no como hacedor y dueño de de todos los elementos,
sino como náufrago.